TESORO Y CLÁSICO DE LA TELEVISIÓN EDUCATIVA: "ÉRASE UNA VEZ... EL HOMBRE"
Hoy,
la evaluación que se hace de la televisión abierta parece ser una y
sólo una, en extremo lapidaria: su pobreza deplorable de contenidos, su
bajísimo nivel de autojustificación y su orientación totalmente banal y
superflua, abandonando todo potencial de instrucción o de educación por
priorizar la atención de la masa-audiencia en función de sus efectos en
auspicios publicitarios. Un fenómeno internacional, probablemente, pero
que en los pueblos de habla hispana ha tenido -por alguna penosa razón-
especial acento y evidencia.
Hubo
una época en que la instrucción, la ilustración y el conocimiento
convivían -pese a todo- con las temáticas televisivas, especialmente
hasta la primera mitad de los años ochentas. Desde los documentales de
Jacques Cousteau sobre la vida submarina hasta la fascinante serie
"Cosmos" de Carl Sagan, hubo casos notables donde se confirmaba la
existencia de un público interesado en esta clase de contenidos,
llegando incluso a producciones locales en el caso de nuestro país, como
la serie "Mundo" de Hernán Olguín o las primeras versiones de "La
Tierra en que Vivimos" de Sergio Nuño.

La
serie francesa a la que nos referiremos acá, nació precisamente a esa
última época de la televisión aún funcionando como eficiente herramienta
instructiva y educativa, y debo confesar algo sobre la misma
producción: gracias a ella nació mi interés por la historia, inclinación
que me ha acompañado toda la vida. No creo ser el único.
Albert
Barillé, francés nacido en Varsovia en 1920, no tenía estudios ni
formación académica. Procedía de una familia muy modesta, y tuvo que
trabajar desde temprano en la vida para surgir, comenzando a perfilarse
profesionalmente en el mundo de la animación y la producción
cinematográfica gracias a sus talentos naturales. A pesar de las
limitaciones, el chico tenía una genialidad creativa que lo haría
mundialmente conocido, y también tuvo participaciones en documentales y
libretos de teatro.
Armado
de los conocimientos que reunió hacia mediados del siglo en estudios
fílmicos, hacia los 45 años Barillé fundó en Francia su propia
productora llamada Procidis, donde encontraría un espacio libre y
fructífero para soltar sus pasiones combinadas: el mundo audiovisual
con la educación infantil.
Su primer experimento fue "Les aventures de Colargol", un encantador osito de peluche animado en stop motion
que vio la luz en 1967 y tras muchas dificultades por el rechazo de los
canales franceses al proyecto, que obligaron a Barillé a financiarlo
desde su propio peculio. Creado en los años 50 por la escritora francesa
Olga Pouchine, popularizado en discos infantiles en la década siguiente
y, finalmente, animado para Barrilé por el eximio artista polaco
Tadeusz Wilkosz, "Colargol" fue un exitazo de la televisión y
todo un símbolo de la cultura populaar francesa de la época, completando
más de 50 episodios de 12 minutos cada uno hasta 1974, con capítulos
que llegaron a varias otras partes e idiomas del mundo.
Con
el éxito y la consagración, Barillé comenzó a pensar en grande con una
serie educativa que promoviera el conocimiento, la cultura y la historia
universal. Trabajador afanoso e infatigable, inició el trazado de un
proyecto nuevo que tendría resultados extraordinarios: "Érase una vez...
El hombre" ("Il était une fois... l'Homme"). Su idea central era
presentar una serie de dibujos animados de 26 capítulos con 25 minutos
cada uno, que repasara toda la historia de la humanidad desde sus
orígenes, usando para ello varios personajes que irían apareciendo
adaptados a cada época, y que en habla hispana eran identificados como:
el Maestro de largas barbas, Pedro, el corpulento Gordo, la bella Flor (Pierrette), los niños Pedrito, Florcita y el Gordo pequeño, además de Nabot y Tiñoso (en otras versiones, Canijo y Enclenque) que adoptaban características de villanos.
La idea prendió en la cadena televisiva France Régions
que compró la serie, lanzándola por la pantalla chica en 1978.
Nuevamente, Barillé dio un golpe formidable y "Érase una vez... El
hombre" se convirtió en un suceso que no tardó en comenzar a exportarse,
generando una industria paralela de merchandising y productos
derivados que la convertirían en uno de los hitos de animación más
exitosos del mundo, llegando a más de 100 países. Su público superaba
por mucho el rango de edad infantil y adolescente al que iba dirigida la
producción. Llegó a Chile en 1981 y fue transmitida por Televisión
Nacional (TVN), en la versión para países latinos, doblada en México con
un narrador distinto al de la televisión española y con una
presentación musical que no era la misma de la serie original francesa
que empezaba con "Tocatta y Fuga" de Johann Sebastian Bach, la
que se sustituyó con "Septimino" de Ludwig van Beethoven más el coro de
niños cantando una canción que llegó a ser tan famosa en el habla
hispana como la propia serie:
Érase
una vez
un planeta triste y oscuro
y la luz al nacer
descubrió
un bonito mundo de color
una vez
un planeta triste y oscuro
y la luz al nacer
descubrió
un bonito mundo de color
Un león
un dragón
una flor y una mariposa
y el señor que pensó
desde hoy
todas esas cosas cuidaré
y un viejo reloj
canta su canción
dabadabada...
un dragón
una flor y una mariposa
y el señor que pensó
desde hoy
todas esas cosas cuidaré
y un viejo reloj
canta su canción
dabadabada...
En
Chile, "Érase una vez... El hombre" también fue un éxito, que vino
acompañado de un álbum de figuritas coleccionables (algunas de ellas
llegaban desde Perú, al parecer, pues traían publicidad en los sobres
para una entonces desconocida bebida llamada Inka Cola) y luego
con la serie de fascículos que llegaron a ser un orgullo para quien los
adquiría en esa época. Algo parecido sucedió en Argentina, pero leo en
artículos de internet que la dictadura platense aplicó censura al
considerar que se ofendía a la Iglesia Católica en algunos capítulos,
además de agregar un falso capítulo adicional en favor de la misma
institución religiosa en la colección de fascículos basados en la serie
de Barillé, para luego crear una serie impresa propia de 13 volúmenes
titulada "Érase una vez... la Argentina", dedicada especialmente a la
historia del país.
Capítulo 01: "Nace la Tierra" ("Et la terre fût...")
Capítulo 02: "El hombre de Neanderthal" ("L'homme du Néandertal")
Capítulo 03: "El hombre de Cromagnon" ("Le Cro-Magnon")
Capítulo 04: "Los valles fértiles" ("Les vallées fertiles")
Capítulo 05: "Los primeros imperios" ("Les premiers empires")
Capítulo 06: "El siglo de Pericles" ("Le siècle de Périclès")
Capítulo 07: "Pax Romana" ("Pax Romana")
Capítulo 08: "Las conquistas del Islam" ("Les conquêtes de l'Islam")
Capítulo 09: "Los carolingios" ("Les Carolingiens")
Capítulo 10: "Los vikingos" ("L'âge des Vikings")
Capítulo 11: "Las grandes catedrales" ("Les bâtisseurs de cathédrales")
Capítulo 12: "Los viajes de Marco Polo" ("Les voyages de Marco Polo")
Capítulo 13: "La guerra de los cien años" ("La guerre de Cent Ans")
Capítulo 14: "El quattrocento" ("L'homme du quattrocento")
Capítulo 15: "El siglo de oro español" ("Le siècle d'or de l'Espagne")
Capítulo 16: "La Inglaterra isabelina" ("Élisabeth Ire")
Capítulo 17: "La edad de oro de los Países Bajos" ("L'âge d'or des provinces unies")
Capítulo 18: "El Rey Sol" ("Le grand siècle de Louis XIV")
Capítulo 19: "Pedro el Grande y su época" ("L'époque de Pierre le Grand")
Capítulo 20: "Los grandes cambios sociales" ("Le siècle des Lumières")
Capítulo 21: "El nacimiento de los Estados Unidos" ("L'Amérique")
Capítulo 22: "La Revolución Francesa" ("La révolution française")
Capítulo 23: "La primavera de los países" ("Le printemps des peuples")
Capítulo 24: "La belle-epoque" ("Ah, la belle époque")
Capítulo 25: "Los años locos" ("Les années folles")
Capítulo 26: "Érase una vez... la Tierra" ("Il était une fois... la Terre")
Albert
Barillé continuó con su cruzada de animación creativa y educativa,
produciendo nuevas series: "Érase una vez... el espacio" (1981), "Érase
una vez... el cuerpo humano" (1987), "Érase una vez... las Américas"
(1991), "Érase una vez... los inventores" (1994), "Érase una vez... los
exploradores" (1997) y "Érase una vez... la Tierra" (2008). El
dibujante, productor, guionista y genio de la animación falleció en
febrero de 2009 en Neuilly-sur-Seine, Francia, muy pocos días antes del
que iba a ser su cumpleaños número 89. Una frase suya que se ha repetido
mucho sobre su filosofía de trabajo para los niños, es la siguiente:
Hay
que conseguir que nuestros niños quieran conocer y estimular su
curiosidad. Tratarlos como si fueran adultos hechos y derechos, capaces
de comprender muchas más cosas de lo que los adultos creen. Por ello,
los niños serán más fuertes, y lo agradecerán más.
Hacía
tiempo quería incluir alguna entrada con todos los capítulos de "Érase
una vez... El hombre", y ahora se me ha dado la oportunidad. TVN ha
dedicado un pequeño espacio de recuerdo para la serie, pero recientemente encontré todos los capítulos en un mismo Canal Youtube del usuario Germán Flores,
con la versión que se transmitía en América Latina (voces, música,
etc.). La narración pertenece a la voz perfecta e inconfundible del
fallecido actor y locutor mexicano Oscar Morelli.
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