LOS MISTERIOS POLARES DEL ENIGMÁTICO MAPA DE PIRI REIS

 

Ya he tenido otras ocasiones para comentar el famoso mapa del cartógrafo turco Piri's Muhyi Din Reis, cuya precisión ha hecho correr cataratas de artículos, teorías y especulaciones que lo definen como una cartografía simplemente notable hasta un trazado geográfico que sólo pudo haber sido hecho desde alturas espaciales, en pleno siglo XVI. Quizás anticipando el valor de su mapa, Piri anota en el mismo: "Un mapa de esta clase no lo posee nadie hoy día".
Sobrino del famoso pirata Kemal Reis, el marino Piri fecha su trabajo en 1513, aunque la publicación fue realizada diez años después; según algunos a partir de una copia del original. Si el mapa en realidad muestra lo que parece, en él se verían perfectamente las entonces casi desconocidas costas de América e incluso de la Antártica. El problema es que el límite austral de Cono Sur comenzó a ser bien conocido en 1520, con la expedición de Hernando de Magallanes; y las primeras observaciones registradas sobre la Antártica saltan a tiempos más recientes aún, hacia 1820.
El mapa fue confeccionado como parte de un encargo del Sultán Selim I, aunque el fragmento de piel de gacela que se conserva (de 85 x 60 cms.) parece ser sólo la mitad, faltando la parte de las zonas centrales de África y Europa, además de la totalidad de Asia y Oceanía. Está trazado con líneas de rumbo, método de la cartografía de la Edad Media que reemplazaba longitudes y latitudes por mediciones de distancias desde puntos referentes.
Piri declaró por escrito también en la llamada Colección del "Libro de los Mares", a la que pertenece la pieza, que su mapa fue confeccionado con cartas náuticas anteriores: 8 mapamundis hechos en los tiempos de Alejandro Magno, unos 20 mapas importantes de la época e incluso presuntas cartografías hechas por el propio Cristóbal Colón que habría obtenido de un marino que viajó con el descubridor y que fue apresado con mapas en mano durante una de las actividades de corsario de Kemal Reis en Valencia, hacia 1507. Los mapas habrían sido hechos por el propio Colón, y fueron a parar con el marino bajo la responsabilidad de Piri, por encargo de su tío. Con este conocimiento, inició la confección del mapa hacia 1511, según anota el propio Piri:
El difunto victorioso Kemal tenía un esclavo español. Este esclavo dijo que había ido tres veces a esas tierras con Colón. El dijo: "Primero navegamos a través del Estrecho de Gibraltar, después recorrimos en línea recta 640 kilómetros, navegando un curso medio entre el oeste y el sudoeste en el Mar Occidental. Entonces vimos una isla delante nuestro y las olas se aquietaron y el mar se calmó. La estrella polar... gradualmente se fue velando y por último se tornó invisible". Dijo también que las estrellas en aquella región no están dispuestas como lo están aquí, sino que tienen una posición diferente.
La teoría de los defensores de la espectacularidad del mapa, sin embargo, proponen que Colón se habría basado en cartas originales usadas por Piri para hacer sus famosos viajes a América, ya que existe este intrigante punto de contacto en la historia de ambos marinos.
La pieza fue redescubierta en 1929 en el Palacio de Topkapi Sarayi, Estambul, durante los trabajos de remodelación del mismo para convertirlo justamente en un museo histórico. Fue estudiado por el investigador alemán Paul Kahle, quien la presentó en el 18º Congreso de Orientalismo, celebrado en 1931. Desde entonces, saltó directamente al salón de la fama cartográfica, hasta nuestros días, aunque arraigando más en la impresión popular que en la científica, pues –como veremos- los medios “serios” han evitado abordar tenazmente un estudio completo sobre la carta y lo que parece estar mostrando, limitándose a negarle notoriedad. Lamentablemente, el Museo Topkapi tampoco lo tiene siempre en exposición.
El mundo islámico tiene aún muchas sorpresas para occidente en materia de conocimientos prematuros sobre la geografía planetaria. El Corán hace referencias bastante explícitas y tempranas, por ejemplo, a la redondez de la tierra y a la existencia de continentes fuera del Viejo Mundo. Sin embargo, el mapa de Piri puede ser, por lejos, la cartografía más intrigante y curiosa de toda la historia de los mapas producidos por la humanidad, además de las misteriosas referencias que el propio autor hace aumentando la confusión.
A mayor abundamiento, en sus anotaciones dice, por ejemplo, que se basó en cartas de 1.500 años y en los conocimientos dejados por "los antiguos reyes del mar", abriendo la puerta, así, a más especulaciones y enigmas. Sí se sabe, no obstante, que Piri cometió un error en sus referencias más antiguas: confundió al cosmógrafo Ptolomeo (siglo II d. C.) con el General Ptolomeo I (367 a. C. - 283 a. C.), creyendo por esto que su fuente más antigua se remontaba al tiempo y al entorno de Alejandro.
Además de otra serie de posibles hechos sorprendentes, parece ser que el mapa de Piri Reis muestra el primer registro importante de la Antártica, conectando el territorio que hoy podemos identificar con la Tierra del Fuego, con el de lo que parecería ser la Península Antártica, hecho que, de ser tal, constituye una bofetada a todo lo que la humanidad da por cierto en la historiografía oficial sobre el Continente Blanco.
Es verdad que existen algunas fuentes anteriores e inmediatamente posteriores proponiendo la existencia de tierras australes correspondientes a la posición polar. Esta teoría, basada en la presunción de simetría geográfica de Aristóteles y de Eratóstenes, fue recogida por famosos cartógrafos del siglo XVI, como Mercator y Ortelius, quienes colocaron una masa continental antártica en la posición polar, llamándola “Terra Australis Incognita” o “Terra Non Cognita”, parecido a lo que hace don Alonso de Ercilla al hablar de la “región antártica famosa” de Chile, en “La Araucana”.
Podría ser, sin embargo, que el mapa de Piri haya sido una de las cartas que sentaron la creencia errónea europea de que Tierra del Fuego y la Península Antártica estaban en conexión territorial, suposición que persistió por largo tiempo hasta el descubrimiento del Paso Drake por el pirata británico en 1578. Incluso es posible encontrar cartografías muy posteriores que insisten hasta fines del siglo XVII en esta vinculación territorial entre ambos continentes.
Ahora bien, ¿existe plena seguridad de que el mapa muestra la Antártica? No del todo, a pesar de lo que han intentado defender tozudamente sus defensores. Una escuela de interpretación dice que sólo se trata de la costa americana (lo que de todos modos no deja de ser sorprendente) y que el registro cartográfico termina a la altura de la Tierra del Fuego, sin llegar a tocar territorio antártico. Otro grupo muy minoritario sostiene que las costas en realidad serían sólo la parte noreste del Brasil, teoría muy poco convincente y que resulta algo forzada al comparar la geografía real con el dibujo hecho por Piri.
El punto fuerte para los defensores de la condición extraordinaria del mapa es la correlación geográfica que parece haber entre la continuidad de la costa desde el Cono Sur hacia la Antártica y las características de las que aparecen dibujadas por el marino turco. Gavin Menzies, basándose en esta similitud, propone que la presencia de territorios antárticos en el mapa de Piri se debería a que éste se basó en cartografías chinas diseñadas por almirante Hong Bao, bajo las órdenes del aventurero Zheng He, cerca de setenta años antes de que Colón, aunque su teoría ha sido duramente criticada desde el mundo historiográfico.



Conscientes de estas y varias otras revelaciones que parecen asombrosas y desafiantes, algunos científicos se han apresurado a asegurar que la carta de Piri es sólo una copia muy posterior a la original o incluso una falsificación, con actualizaciones de los conocimientos que se habían ido adquiriendo con los viajes europeos posteriores a Colón. Sin embargo, no existe prueba alguna de esta afirmación, y según las fechas, la publicación de la carta, copia u original (o lo que sea), tuvo lugar en 1523 con la edición del señalado “Libro de los Mares”. Además, aun suponiendo que sea una copia, la fecha del “original” estaría precisada por el propio autor entre las notas manuscritas dentro de la carta:
Este mapa fue trazado por Piri Ibn Hajji Muhammad, conocido como el sobrino de Kemal Reis, en el mes de Muharram del año 919.
La fecha indicada corresponde a marzo y abril de 1513 en el calendario romano de la Era Cristiana.
Es muy probable que la precisión del cartógrafo se deba a sus conocimientos matemáticos y geométricos, tan exactos que le permitieron trazar su mapa bajo un ángulo que respetaría casi perfectamente la redondez de la Tierra y tal como se vería ésta desde gran altura, desde el exterior de la atmósfera si así se lo quiere entender. Esto es lo que ha llevado a algunos a suponer que el mapa fue hecho por "extraterrestres" o en base a observaciones desde el espacio. Las distancias entre el Nuevo y el Viejo Mundo, por ejemplo, así como la posición de Gibraltar, las islas Azores, el Golfo de Venezuela y las islas Canarias es prácticamente exacta.
Sin embargo, este trazado con aspecto de visión “espacial” no es exclusivo de Piri: se observa también en la cartografía de Martin Waldseemüller, quien en 1507 ya ilustraba América con distorsión esférica.
Otros suponen que la extraña torcedura que se observa en la costa atlántica de Sudamérica y su aparente continuidad antártica tiene una explicación mucho más simple: sería una reacción improvisada del cartógrafo, ya sea Piri o su supuesto copiador posterior, al ver que la piel de gacela sobre la cual dibujaba comenzaba a acabársele y aún debía seguir trazando costas, por lo que comenzó a dibujarlas torcidas, siguiendo el contorno de la base del cuero.
Si lo que en realidad muestra el mapa es la Antártica, un aspecto notable de esto sería la precisión de algunas de las islas allí descritas, las que no fueron conocidas sino hasta expediciones suecas, británicas y noruegas de entre 1949 y 1952, cuando los sondeos permitieron encontrarlas atrapadas bajo la capa de hielo. Esta exactitud fue comprobada por los estudios de los cartógrafos norteamericanos Mallery y Walters, a través de una red con equivalencias al globo terráqueo actual que colocaron sobre las líneas originales del mapa. También lo confirman los trabajos iniciados en 1957 por el padre Lineham, otro respetado cartógrafo norteamericano. Le han seguido investigadores como Strachman, Dutsch, MacIntosh, Lunde, Haphood, Coughi, Sarton y varios más que también han concluido en muchos de los demás aciertos de Piri, para algunos inexplicables en la cartografía de la época.
Para sus defensores, lo que Piri parece estar mostrando en la unión entre el Cono Sur y la Antártica, es la conexión que efectivamente existió entre ambos territorios hasta fines de la Era Glaciar, hace más de 11.000 años, antes de que el Cabo de Hornos y el Paso Drake rompieran completamente la continuidad. La conexión que alguna vez existió allí hoy sólo se ve señalada por las islas y roqueríos que conforman el Arco de las Antillas Australes.
Si esto es realmente así, entonces el marino turco sabía o las fuentes que utilizó en la confección de su mapa, conocían el estado del territorio en dicho periodo de la historia de la Tierra y lo suponían aún vigente.
Así, mientras más luz se le intenta agregar al mapa de Piri Reis, más misterios aparecen en torno al mismo. No es de extrañar, por lo tanto, que la Antártica también pueda ocupar algún lugar entre ellos.

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