LA "PATINADORA" DE MARTINI ROSSO Y CÓMO NACIÓ UN CLÁSICO EN LA HISTORIA MUNDIAL DE LA PUBLICIDAD
Quizá haya algunos cuarentones y treintones tardíos que aún recuerdan bien el comercial de la patinadora de Martini Rosso que, ocupando cerca de un minuto en su versión estándar, la televisión chilena tiraba en los plazos o spots del último bloque de transmisiones diarias en los ochenta, cuando se suponía que los cabros chicos debíamos estar acostados y durmiendo ya.
Generalmente
acompañado en esas horas por otros comerciales nocturnos de piscos del
Valle de Elqui y la artística publicidad de perfumes de una conocida
marca española, la patinadora en minifalda y camiseta deportiva de
escaso género, equilibrando la bandeja con el famoso vermouth de marca Martini & Rossi
sobre sus ruedas, llegó a ser considerado uno de los comerciales más
importantes y vistos de la historia internacional de los medios.
Tuve
la suerte de estudiar el caso de la patinadora en años universitarios,
para los ramos de publicidad y marketing, junto a otras experiencias
exitosas como la creación de la compañía Apple, el "descubrimiento" de los post-it para notas de escritorio y el inicio de la producción de discos compactos por parte de la firma 3M.
Recuerdo algunos detalles de la producción del comercial que me
gustaría compartir acá, pues se trata de hito de la historia
publicitaria mundial por varias razones que van más allá incluso del
éxito de la campaña de Martini Rosso en aquella década, que continuó con el tradicional eslogan "Anytime, any place, anywhere", que en el habla hispana iba con un elocuente llamado de "Un Martini, invita".
Hay que partir diciendo que la compañía de licores Martini & Rossi,
fundada en 1863 en Turín, Italia, siempre ha destacado por la calidad
de sus campañas publicitarias, para las que han prestado su rostros y
figuras como chicas Martini actrices de la talla de Charlize
Theron, Gwyneth Paltrow o Mónica Bellucci y varones como George Clooney,
Brad Pitt, Matt Damon o Andy García . El comercial de la patinadora, en
particular, coincide con los años que siguieron a una reestructuración
de la compañía tras la creación de la General Beverage Corporation.

La escena del indio atrapado en la puerta de la cabina telefónica.
El comercial proyectado entonces por la agencia McCan Eriksson, titulado "The waitress on wheels" ("La camarera sobre ruedas"), debía tener un verdadero icono presentado como personaje central: la roller skating o Martini girl.
Hay algunas reseñas que lo señalan filmado en Francia, pero las
locaciones precisas son de clara calidez californiana. La firma decidió
potenciar con él su producto Martini Rosso, el vermouth
rosado orientado en esos días a público con cierto refinamiento y
estatus pero no convencionalistas, generalmente varones profesionales,
hombres de negocios miembros de los círculos de "gente bonita" (real o
aspiracional) y adultos-jóvenes, como se deduce de su misma campaña.
Los
encargados franceses del proyecto comenzaron a imaginar una narración
publicitaria breve donde la patinadora cruzaba la ciudad desde un
expendio muy particular hasta la mesa de un cliente, al estilo de un
supuesto servicio de entregas "a domicilio" de Martini Rosso, mientras sonaba de fondo un pegajoso arreglo musical con el himno que identificaría a la marca. En el storyboard
-que tuve la suerte de ver en imágenes de un documental, aunque
fugazmente- se anticipaba que debía pasar por varias situaciones
curiosas en su andar por las calles de Los Ángeles, llamando la atención
y escandalizando a algunos personajes conservadores. Llegaba,
finalmente, a una reunión en un elegante centro donde esperaba el
supuesto cliente, en medio de una reunión de negocios, asombrando al
resto de los presente. Durante todo su andar, la patinadora lleva la
bandeja con un botella del producto y una copa vinera llena del licor y
hielo, que sirve al sujeto que ha solicitado su servicio de entrega: una
especie de empresario "buena onda" e irreverente, estilo Tony Stark o
Bruce Wayne.
La
búsqueda de la chica para encarnar a la patinadora fue un enorme
esfuerzo adicional dentro del proyecto. La restricción era el rango de
edad, que supiera patinar y, muy específicamente, que fuese rubia. Si
bien habían existido ya campañas anteriores con mujeres símbolos de las
mismas para los productos de Martini & Rossi, por alguna
razón este proyecto consolidó en gran medida el modelo de una chica
icónica, rol que es muy disputado hasta nuestros días. Eso se notó en la
cantidad de postulantes que se ofrecieron para ser la patinadora del
comercial, con cantidades de imágenes y hojas de vida que llegaron a la
oficina encargada de la selección.
Finalmente,
la elegida fue la entonces debutante Nicollette Sheridan, una bella
adolescente inglesa aspirante a artista, que tenía cierta relación con
el mundo de las artes escénicas al ser modelo fashion, hija de la
actriz y cantante Sally Sheridan e hijastra del famoso actor Telly
Savalas (el gran detective Kojak), quien es también padre de su medio
hermano. Trasladada a América, residía en Los Ángeles (con su novio, el
cantante Leif Garrett), sabía patinar perfectamente, tenía la altura
adecuada y era estilizada. Sin embargo, había un detalle: Nicollette no
era rubia, sino trigueña, por lo que los publicistas decidieron echar
manos a la tintura para completar las características precisas que debía
tener el personaje.
El
rodaje del comercial se ejecutó en locaciones reales cuidadosamente
escogidas. Según el guión, debía partir con la salida de la patinadora
desde un elegante centro donde se simulaba establecido el servicio de
entrega de Martini Rosso a domicilio, con la música del tema "Dancin' easy" de fondo mientras una voz en off masculina presentaba: "This, is the Martini time of day".
Haciendo una diestra cruzada de pies mientras patina, el primer indicio
para tocar al público objetivo de la pauta, adquiere un carácter casi
simbólico cuando la patinadora, siempre con su bandeja en alto, se abre
paso entre una pareja mayor y de aspecto aristocrático, que parecen
molestarse con su aparición. Seguidamente, la muchacha transita rauda
frente a un gimnasio abierto llamando la atención de un musculoso
levantador de pesas, y más adelante alerta a una atractiva mujer que
toma Sol en traje de baños en un parque, (en días en que había escasa
conciencia sobre el cáncer dérmico, por supuesto).

La célebre y más "sexy" imagen del comercial.
La secuencia siguiente tiene una historia propia: la chica pasa frente a un lienzo con la imagen de un escenario del Viejo Oeste norteamericano de un set fílmico, y luego por las grandes puertas de la Paramount Pictures
en Los Ángeles, más precisamente en el acceso al Estudio 4. Un grupo de
extras y tramoyas que está afuera quedan mirándola y uno de ellos,
vestido y pintado de indio piel roja, por distraerse dentro de una
cabina de teléfonos contemplándola mientras se aleja, recibe un portazo
de la caseta en la cara. El origen de esta escena no estaba en el primer
libreto del proyecto, pero los productores tuvieron un acierto creativo
al agregarla luego de ver un grupo real de actores extras mientras
preparaban las locaciones, cuando estos salieron de los estudios a la
calle aún caracterizados y con sus trajes, tomando una pausa durante el
rodaje de una película.
El viaje en patines de la camarera con la botella de Martini Rosso,
continúa al pasar frente a un alegre desfile de banda musical. Avanza
por las calles deteniéndose sensualmente en una esquina a esperar la luz
verde del paso de peatones, llegando desde allí a lo que parece ser un
hotel de lujo o un centro financiero en algún lugar de la ciudad, donde
el portero perfectamente uniformado, que la saluda de forma familiar, le
abre las puertas al paso. La coquetería del personaje es evidente y
mucho más explícita en estas últimas secuencias, aunque sin llegar a ser
burdas.
Su
entrada al elevador de un edificio, sin cambiar la bandeja de su mano
derecha en ningún instante de todo este viaje, tiene también una
historia interesante que puede ser parte del éxito conseguido por el
comercial: la chica realiza un curioso gesto estirando su vestido con la
mano izquierda, desplazándola entre su ingle y su muslo mientras las
puertas se cierran y un empleado ascensorista permanece congelado
observándola, a su lado. En tiempos de gran represión sexual en los
medios de comunicación, además de un marcado sexismo en la explotación
de la imagen femenina, este brevísimo gesto que algunos juzgaron
"picante" y otros "sexy", provocó un gran impacto en el público y
convirtió a la Martini girl interpretada por Nicollette en una
verdadera fantasía sexual masculina de los ochenta. Tanto fue así que,
según supuestos estudios realizados por agencias de mercadeo que huelen
más a leyenda (como varias más que rondan en las disciplinas
publicitarias), durante el período en que estuvo al aire el comercial,
hubo mucho más embarazos y nacimientos en los Estados Unidos, ya que su
transmisión especialmente nocturna habría sido un buen "estímulo" a la
motivación.
Finalmente,
la camarera de los patines entra muy segura de sí misma a una sala de
reuniones, donde hombres de negocios discuten acaloradamente,
horrorizando a una señora de anteojos que oficia como secretaria. El
hombre al centro de la reunión, el más joven del grupo, es quien recibe
sonriente el encargo del licor de manos de la patinadora, y la voz en off, en tanto, cierra el comercial diciendo en estas escenas: "Martini Rosso: anytime, any place, anywhere. Because Martini... is the right one!". Una imagen final del exterior del edificio entre dos palmeras, concluye el comercial con el sello de Martini y su frase corporativa "The right one".
El
comercial de Martini Rosso, completo (existe una versión acortada, de
unos 30 segundos o un poco más, pero no la consideraré).
Presentado
en los televisores del mundo hacia 1982 y permaneciendo varios años más
al aire, el comercial fue un tremendo triunfo para la agencia y para la
marca, incluso sorteando el daño que provocó a los mercados la grave
Recesión Mundial que se venía ya por los calendarios en aquellos años.
Recuerdo haber visto una parodia humorística en nuestra televisión
chilena, probablemente del elenco del "Jappening con Ja", donde la
jovial patinadora era reemplazada con una deslucida camarera con ruedas
llevando chicha o pipeño en su bandeja, con la misma música de Martini Rosso de fondo. También hubo algunos chistes infantiles con la asociación del rol de la patinadora de Martini con el apodo que recibe el ejercicio de la prostitución en nuestro país: "patinar". "Tu hermana reparte Martinis", era una de ellas chispas burlonas.
Contando
con varios reconocimientos y elogios, a pesar de lo engañosamente
simple que podría resultar revisarlo en nuestros días y del uso que hace
de feminidad con fines comerciales, esta pieza de la campaña de Martini Rosso
ha sido estudiada en muchas escuelas de publicidad y tratados
literarios sobre la misma disciplina, presentándose como un caso exitoso
de difusión-posicionamiento de marca, de jingle bien logrado, de
instalación de un personaje icono y de definición de un público
objetivo. Incluso en años posteriores es posible encontrar algunas
señales de alusión a la patinadora en la cultura vintage, como parece ser el caso del personaje Rollergirl interpretado por Heather Graham en el controvertido filme retro "Boogie Nights", de 1997.
Nicollette Sheridan, en tanto, fue invitada en nuevas oportunidades a seguir siendo rostro de las campañas de Martini, incluyendo un comercial donde se hacía un guiño visual a "The waitress on wheels".
Unos dos años después de haber encarnado a la patinadora, fue reclutada
para la serie televisiva "Paper Dolls" de 1984, debutando en el cine en
un rol importante en la comedia "The Sure Thing" de 1985, poniendo así
su nombre en la industria hasta llegar a la consagración con el
personaje Paige Matheson de la serie "Knots Landing" de CBS, que se
transmitió con gran éxito entre 1986 y 1993.
La patinadora de Martini Rosso
fue, como se puede concluir, un experimento de comunicación comercial
con objetivos bien cumplidos. A diferencia de conocidas campañas que en
realidad han sido más exitosas para hacer conocido el comercial mismo y
no tanto para la venta del producto publicitado (se habla en nuestro
país del comercial de "El indio" de la marca de neumáticos como ejemplo
de este vicio), el equilibrio entre la popularidad de la imagen de la
patinadora y el efecto positivo para el producto en el mercado habría
sido conseguido con creces.
De cierta manera, además, la patinadora de Martini Rosso
definió con este éxito una estructura y estilo publicitario que se
usaría con insistencia en aquella década de tantas nostalgias y
recuerdos relacionados, precisamente, con la cultura de medios y masas,
dando -de paso- mayor impulso moderno a la figura de las chicas iconos
en las campañas publicitarias de bebidas para adultos.
Comentario recuperado desde el lugar de primera publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarluis nieto4 de agosto de 2020, 01:29
gran comercial, un clasico nocturno de la tv Chilena en esa epoca,de Martini..hubo otro de en blanco y negro donde aparecia una rubia pelo corto con un final feliz, impactante para mi tenian 10 años, buen recuerdo.