JOAQUÍN MURRIETA: EL BANDIDO CHILENO QUE NUNCA FUE CHILENO
Portada de la obra Hyenne-Morla, que sentó el credo en el "Murrieta chileno".
Nota: Este
artículo data de hace algunos años ya, pero lo mantuve fuera de las
publicaciones de mis antiguas páginas porque no
correspondía exactamente a las temáticas que sostenía en esos blogs en
aquellos días. A petición de un amigo que también creía en la teoría del
Joaquín Murrieta "chileno" y que se ha interesado más en el tema
recientemente, sin embargo, decidí buscarlo y subirlo con algunas
imágenes que encontré en la internet y en una edición del libro de Ridge
que se menciona en el texto, además de pequeños datos adicionales
agregados mientras lo revisé. Espero no herir orgullos patriotas, pero
la máxima de un investigador es "la verdad ante todo y hasta que duela",
y la verdad es que no han aparecido pruebas concluyentes de la
chilenidad de Murrieta, así que lo dejo acá en mi deseo de terminar de
reunir en este blog todos mis viejos escritos que alguna vez circularon
(o iban a circular) en internet, ya que no he vuelto a redactar entradas
en casi todo lo que va del año y esto sirve como material "nuevo" para
que no se note tanto mi retiro. Pido excusas por este pequeño "engaño"
al lector, entonces.
Los
mitos de orgullo nacional son un verdadero acto malabarismo con navajas
afiladas: el lucimiento acrobático se logra bajo el peligro inminente
de cortarse una arteria o volarse un dedo. Proporcionalmente, pues,
estos mitos inflan tanto el sentimiento patriota y la soberbia como
exponen también a la posibilidad de quedar de tonto y al desnudo en un
mal movimiento, traicionado por los propios dogmas precarios que antes
parecían darle solidez a la función. A veces es difícil poder pesarlos
en las balanzas de los hechos, por lo mismo.
Aunque
el credo de que Joaquín Murieta o Murrieta era "chileno" ya ha querido
ser desmentido hasta el hastío por autores como Joaquín Edwards Bello en
"El subterráneo de los jesuitas y otros mitos" o por Carlos Alegría en
"La rebelión de los placeres", la creencia sigue repitiéndose y
perpetuándose quizás desde el momento en que cayó en cancioneros
folklóricos y en la poesía, del imaginario popular. Al pueblo le gustó y
aceptó feliz la nacionalización, ignorando un posible truco literario
subyacente.
Exceptuando
los serios trabajos de Carlos López Urrutia y el marco general -con
algunas imprecisiones y exageraciones- aportado por Roberto Hernández,
la literatura histórica ha sido pródiga en dislates y omisiones de nota
sobre los tópicos conectados con los chilenos que desde 1848 se ocuparon
de lavar oro en Norteamérica. Pero quizás lo más alarmante sea el hecho
de que burdas exageraciones y horrorosas erratas sean aceptadas a fardo
cerrado y todavía estén muy arraigadas en la conciencia colectiva
nacional.
Quizá
es esta mala documentación la que ha favorecido la persistencia del folclore sobre el Murrieta o Murieta "chileno" en nuestro país, pero
también habría existido, supuestamente, una deliberada mala acción de
parte del primer editor en español, como veremos, para generar
intencionalmente el engaño, en caso de ser tal.
Afiche
invitando a asistir a la exposición donde sería mostrada la cabeza de
Joaquín (se supone que es Murrieta), poco después de su captura y
muerte.
Retrato imaginario de Murrieta, por autor anónimo.
LA LEYENDA DE JOAQUÍN
Llamado Joaquín Murrieta o Joaquín Murieta (es muy probable que el "Murieta" derive del problema fonético anglo con la rr)
fue un bandido y asaltante que operó entre las comunidades
hispanoamericanas de la industria aurífera en California. Ha sido
presentado como icono libertario de los trabajadores explotados en las
faenas de extracción de oro y los ferrocarriles en dichos territorios,
hasta donde llegaron inmigrantes mexicanos, chilenos y peruanos, entre
otros. El relato popular dice que se vuelve forajido por venganza,
después de sufrir el racismo y las tropelías cometidas por los yankees,
especialmente con la muerte con violación de su amada Rosita (Teresita o
Carmela, en otras versiones literarias). Incluso existe la teoría de
que el personaje "El Zorro" de Johnston McCulley, estaría inspirado en él.
Por supuesto, la leyenda se combina en exceso con detalles de la realidad y hasta las raíces, en estos casos.
Puede
decirse que Murrieta habría sido un mexicano cuando fue presentado
editorialmente al mundo. Así se consigna en su primera semblanza
literaria, la misma que crea la imagen del bandido-héroe: la obra de
John Rolling Ridge, quien firma con el pseudónimo de Yellow Bird (era descendiente de indios cherokees) y con el título "The life and adventures of Joaquin Murieta" en 1854, sólo un año después de la muerte del personaje.
El
escrito de Ridge es, en lo fundamental, el cimiento de la historia que
se ha tejido para el relato de la vida del célebre delincuente:
Joaquín
Murieta fue un mexicano, nacido en la provincia de Sonora, de
respetables parientes y educado en las escuelas de México. Mientras
crecía, fue destacado por una disposición muy suave y pacífica, y no dio
señales de ese espíritu indomable y atrevido que más tarde le
caracterizó. Los que lo conocieron en sus días de estudiante hablan
cariñosamente de su naturaleza generosa y noble en ese período de su
vida, y apenas pueden creer el hecho de que el famoso y sangriento
bandido de California era uno y el mismo ser.
Los
trabajos posteriores sobre Murrieta son sólo reediciones o plagios a
partir de esta obra de Ridge. El primero sucede en 1859, cuando el
periódico "Police Gazette" de California comienza a publicarla por
partes. Y le seguirán otros sazonados cada vez con más fantasía e
idealización, siendo el siguiente un libro de Robert Hyenne que lleva la
obra al francés, originalmente con el título "Un bandit californien
(Joaquin Murieta)" de 1862. Fue publicado en París como vulgar copia no
autorizada y casi apócrifa de la obra de Ridge.
Será
desde esa obra francesa que la historia es traducida ahora al español
por un tal "MC", iniciales que corresponderían a la del chileno Carlos
Morla Vicuña, según han asegurado autores como Domingo Amunátegui y
Elvira Dantel Argandoña. Aunque a la sazón era muy joven, apenas sobre
los 19 ó 20 años, vamos a suponer acá que corresponden a él esas
iniciales. Esta traducción aparece en 1867 intitulada como "El bandido
chileno Joaquín Murieta en California", para la primera edición chilena
que preparó mientras se hallaba en servicios como secretario consular en
España, de acuerdo a lo que detallan todavía algunos autores
contemporáneos, como el argentino Osvaldo Pellittieri en sus
"Perspectivas teatrales".
Por
primera vez, entonces, se le adjudicaba literariamente nuestra
nacionalidad al bandido mexicano en un libro, con la entrada de Morla al
baile de los plagiarios de la obra original.
Primer libro de Joaquín Murrieta, de John R. Ridge (Yellow Bird).
MENTIRAS, ERRORES O FÁBULAS
En
los libros, Joaquín no era chileno por entonces. Lo será recién con la
fantasía o adaptación de los creadores del primer libro en español que
ayudó a sentar el mito del bandido-héroe de California... No era chileno
hasta ese instante: nunca fue considerado así en sus pocas semblanzas y
aún no existía la menor prueba de que haya podido serlo, para ser
exactos.
Sin
embargo, la obra de Hyenne pasada a nuestro idioma, dice claramente que
es "chileno", al presentar al personaje quizá impostoramente
nacionalizado por gracia mágica y aun manteniéndose cierta semejanza con
las palabras usadas por Ridge en la primera presentación de la
historia:
Joaquín
vio la luz en Santiago. Su familia, originaria de la misma ciudad y muy
honorable bajo todos sus aspectos, le hizo educar convenientemente y
tuvo excelentes maestros. Durante toda su juventud se hizo notar por las
más dulces y apacibles disposiciones; nada anunciaba, entonces, el
espíritu atrevido, indomable, que después le hizo tan célebre.
Sin
parar de desvariar, el autor-traductor salta a la adolescencia de
Joaquín y agrega estos detalles hasta entonces desconocidos de su vida:
En
1845, Joaquín tenia 15 años; era grande, de una figura agradable, bien
formado y, además, de todo esto, con espíritu dispuesto a aventuras.
Habiendo muerto su padre en esta fecha, se trasladó a casa de un antiguo
amigo de su familia, el señor Estudillo, y este buen hombre le hizo
objeto de una acogida excelente. Muy pronto su protector obtuvo para él
una plaza de oficial en una de las compañías del regimiento que servía
de escolta al Presidente Bulnes. Esta posición, relativamente mediocre,
debía, según se le hizo entender, conducirlo a los más altos empleos de
Gobierno; éste era un peldaño de la escala.
Bulnes
se había mostrado siempre muy aficionado a la equitación. Joaquín, a
quien sus hazañas le habían hecho célebre en los campos vecinos, en
donde más de una vez se había divertido en domar los más altivos potros,
vio en esta pasión del Primer Magistrado de Chile un medio de hacerse
conocer de él y de asegurarse su buena voluntad.
Hay
una parte del relato que llega a rozar en el mal gusto, banalizando las
cuestiones patrióticas y cambiándolas por otras más viscerales para
reafirmar la nacionalidad del personaje, con un supuesto canto que
Joaquín hace a viva voz en un momento de la novela "histórica", en una
reunión acompañada de guitarras, y que dice en sus primeras líneas:
Mi pueblo es el más valiente,
Chile es la tierra más bella,
Una esplendorosa estrella
Fulgura sobre su frente.
Chile es la tierra más bella,
Una esplendorosa estrella
Fulgura sobre su frente.
Sin embargo, se ha dicho que las mentiras tienen patas cortas:
una tercera obra basada en la de Ridge (o cuarta, contando la versión
fragmentada de la "Gazette") verá la luz en 1908, titulada "Vida y
aventuras de Joaquín Murrieta, famoso bandolero mexicano", del mexicano
Ireneo Paz, también adornando y decorando el relato pero devolviendo la
nacionalidad del personaje a su México natal, al punto de que en algunas
reediciones se lo intitula también como "Vida y aventuras del más
célebre bandido sonorense Joaquín Murieta", para no dejar dudas del
origen del personaje ya que, además de la adjudicación (arbitraria, se
supone) de la nacionalidad "chilena", ciertas creencias también sugerían
un posible origen nativo californiano, igualmente erróneo.
Edición de Morla, traducida del plagio en francés hecho por Hyenne.
ROLES DE HYENNE Y MORLA
Claramente,
el libro de Hyenne pasado al castellano tiene una motivación engañosa y
ladina, por cuanto se trata de un vulgar plagio que no aclara por
ninguna parte que no corresponde a una obra original y menos que su
autor verdadero es Ridge.
Ahora
bien, es la traducción de Morla la que se liberaría de toda traba moral
con descaro asombroso. Recurre incluso a las alusiones de supuestas
referencias reales que acreditarían la nacionalidad chilena de Joaquín o
la "veracidad" de sus pretendidas vivencias en nuestro país antes de
marcharse a California, aunque nunca se detallan demasiado éstas. Sirva
el siguiente ejemplo, también rumiando palabras que provienen de la obra
de Ridge apropiada por Hyenne:
Todos
los que le conocieron en los días de su juventud, hablaban aún
afectuosamente de esa bella naturaleza, tan noble y tan generosa; y
apenas han podido persuadirse después, que el sanguinario bandido
californino, de quien vamos a contar la historia, fuese el mismo Varieta
que habían conocido.
Sabrá
el cielo si Morla fue el autor principal del fraude de plagio o si hubo
alguna clase de acuerdo de editores para venderlo en Chile con el éxito
que tuvo a través de este truco en la traducción, pues fueron varias
sus ediciones consecutivas y llama la atención que desde el principio se
haya conservado el nombre de Hyenne como autor original. Domingo
Amunátegui, en su "Bosquejo histórico de la literatura chilena" de 1918,
además, asegura que Morla fue asistido por el escritor Moisés Vargas en
la poco loable tarea de alterar el texto y publicarlo pasando por alto
las autorizaciones y la autoría original.
Aunque
antes que ella la chilenidad de Murrieta ya había sido desmentida o
cuestionada (cuanto menos) por autores como el propio Amunátegui y
Ricardo Donoso, la investigadora Elvira Dantel Argandoña afirma
decididamente en su artículo "El bandido en la literatura chilena" del
Boletín de la Academia Chilena de Historia N° 6 de 1935:
En
realidad, no cabe la menor duda de la mejicanidad del célebre bandido
de los placeres de oro. Aquellos autores, sobre todo Vargas, conocían
muy bien el gusto popular. En la partida de Murieta figuraban algunos
chilenos, como Juan Tres Dedos y Joaquín Valenzuela, soldados de Chile y
montoneros en la Araucanía. Vargas adaptó el héroe y creó un personaje
que, nacido en el hemisferio norte, tiene vida propia en este su lejano.
Según
Edwards Bello, don Carlos es sería el principal culpable, de acuerdo a
lo que espeta categóricamente en "Mitópolis" y en su libro-espejo "El
Subterráneo de los Jesuitas y otros mitos":
Joaquín
Murieta, bandido chileno, jamás fue chileno. Se trata de la historia de
un bandido mexicano, de Sonora, adaptado a Chile en una versión del
señor Morla (?).
Y
después, metiendo más aún el dedo en la llaga, cita en sus crónicas un
texto del no menos reputado escritor Víctor Domingo Silva, publicado en
el diario "La Nación" del 29 de mayo de 1953:
Y ¿qué nos dicen ustedes de lo que ha ocurrido en Chile con el famoso Joaquín Murieta,
personaje mexicano a quien durante casi un siglo hemos estado creyendo
compatriota nuestro? Es tan grande la fuerza del mito enraizada en la
tradición, que lo más inverosímil es lo que más persiste. Todavía, a la
altura de 1953, quedan recalcitrantes que se resisten a aceptar la
realidad, pese a la intervención decisiva de las autoridades literarias
que han demostrado hasta la saciedad la superchería (inocente en tiempos
anteriores a toda legislación sobre propiedad literaria).
(...) El autor de Joaquín Murrieta (no Murieta) es un antiguo periodista y folletinista francés, director de La Democracia
de Marsella, Roberto Hyenne, que anduvo aventurando por California.
Pero esto, que es el hecho real y efectivo, no interesa a la masa ni le
preocupa saberlo. El mito se ríe de los investigadores.
El
periodista chileno Ernesto Montenegro, por su parte, es más inquisitivo
en sus juicios sobre responsabilidades, vertidos en "La Nación" en
junio de 1960 y abril de 1963, que Edwards Bello también cita:
Joaquín
Murrieta, desperado mexicano de Sonora, que un pirata de Chile
convirtió en chileno para su provecho y para satisfacción patriótica de
sus lectores.
Qué
dirían Edwards Bello, Montenegro o Silva hoy, más de medio siglo
después, si vieran a sus compatriotas aún insistiendo en esta creencia
que consideraron una fábula que sólo se sostiene del folklore y la
repetición perpetua... O de un engaño editorial de nada patriota
naturaleza comercial, para peor.
Ilustración "Joaquín Murieta. El bandido californiano", para edición del libro de Ridge.
EXPANSIÓN DEL "ERROR"
Desde
conocido este libro de Hyenne-Morla-Vargas, entonces, un majadero grupo
de porfiados ha seguido repitiendo por décadas la leyenda del bandido
"chileno" con aire patriota y romántico según aparece en esta obra, tal
como sucede con la fábula de la "chupilca del diablo" en la Guerra del Pacífico gracias a "Adiós al Séptimo de Línea" de Inostrosa o el cuento que describe a los Leones de Providencia
como pretendidos "trofeos de guerra" traídos desde Lima debido a
artículos periodísticos de baja calidad investigativa. En este caso, sin
embargo, han asegurado tener pruebas concluyentes de que habría nacido
en Chile.
Pero
aclaremos desde ya: el "error" sobre Murrieta no proviene de que
alguien en Chile quiera "robarle" el personaje a México, como se ha
tomado el asunto alguna vez, sino por una actuación de muy mala fe ya
descrita: quizás primero de parte de Hyenne, quien se apropió de la
historia de Ridge, y luego de Morla, quien presentó una versión adaptada
en Chile para hacerla más interesante al público de este país, poniendo
a Murrieta como de origen chileno sin ofrecer fundamentos históricos
documentados en esta primera propuesta al respecto; ninguno, en lo
absoluto. A pesar de este grave detalle, esto fue creído y aceptado de
buenas a primeras por importantes autores nacionales, como Roberto
Hernández Cornejo, que aportaron su parte en la divulgación del mito.
En
una reedición de 1977 de la obra de Ridge, hecha por la University of
Oklahoma Press, explica Joseph Henry Jackson los detalles de esta
verdadera trama de intrigas:
Desde
España el relato viajó a Francia y desde allí a Chile, donde un tal
Roberto Hyenne fue el "autor" de la publicación de su libro en Santiago
como una traducción del francés. En esta edición, el Murieta mexicano se
convierte naturalmente en "El Bandido Chileno". México tomó esa edición
(la historia bibliográfica aquí se vuelve tan fascinante para el
especialista como un cuento de detectives) y la reeditó con cambios
menores, llevando de forma natural a Murieta de regreso a México para su
nacimiento. Curiosamente, España vuelve a la versión pirateada Hyenne
bajo una imprenta de Barcelona, como "El Caballero Chileno", por un tal "Profesor" Acigar.
El
asunto ciertamente parece generado por la argucia comercial, pero no
sabemos a ciencia cierta si fue originada desde el autor francés o el
traductor chileno, por la poca claridad sobre los derechos de la obra
comprometida y de cómo se gestó la iniciativa de publicarlo en español y
acá en Chile. Tampoco negamos la posible existencia de los supuestos
documentos que podrían confirmar la versión, pero estos nunca fueron
publicados o referidos en las ediciones del plagio del libro que, por sí
mismo y por su naturaleza de ficción, nada demuestra. Vemos, sin
embargo, que luego caen en el "error" los editores españoles, al haber
acogido la biografía con esta adulteración flagrante, publicando "El
caballero chileño" (sic) de Acigar.
Todo
este enredo, sumado al que los chilenos (y probablemente también
algunos de California que conocieron a Murrieta) le dedicaron canciones y
lo incorporaron al folklore heroico sin interés inicial en
nacionalizarlo, fue fomentando así entre ciertos círculos la creencia de
que era más chileno que mexicano, como veremos a continuación.
Cuadro épico "Joaquín Murieta", hecho por Charles Christian Nahl en 1868.
EL MITO SE "FOLCLORIZA"
Otra
razón de este imparable eco de errores, plagios y falsedades es que, a
partir de la publicación del libro de Hyenne en Chile, ciertos literatos
y creadores cayeron quizá como moscas en la trampa de azúcar con la
creencia del Murrieta "chileno" de Morla, haciendo cada uno su parte por
fomentarlos desde la inocencia de la buena fe, en su mayoría. Esto pone
en revelado, dicho de paso, cómo las manifestaciones artísticas pueden
llegar a generar discursos y juicios históricos sin respaldo palpable en
los hechos, algo que ha sido particularmente bien manejado por ciertos
movimientos políticos.
En
este camino mutagénico, el Joaquín "chileno" va adquiriendo también
nuevos bríos, como toda leyenda: el personaje se vuelve un roto chileno,
hijo de familia pobre de Quillota (según las aludidas "pruebas") o de
Valparaíso; hombre poco ilustrado pero que surge con esfuerzo, pues ya
no es el pequeño burguesillo de Santiago descrito en la obra traducida y
alterada de Hyenne, cuyo estereotipo fuera criticado por Enrique Lihn.
Que
al folklore le gusta sacralizar a bandidos y truhanes elevándolos a
caudillos justicieros, además, es algo bien conocido: desde el criminal
realista Benavente en los tiempos de la lucha por la Independencia,
hasta el asesino serial Dubois con animita y todo en Valparaíso. La
banda de "Los Pincheira" ofrecidos como héroes de las Guerras de Independencia,
el "Brujo" Liberona cual soberano La Chimba del viejo Santiago y el
redimido Neira incorporado a las fuerzas patriotas que después lo
traicionan y le dan caza, son otros ejemplos del fenómeno, por lo que no
extraña demasiado que se haya adoptado en Chile con esa misma filosofía
popular a Murrieta, pasando por alto el pequeño "detalle" de que hasta
entonces se lo daba por nacido en México y que nunca habría pisado
nuestras tierras.
Así
es cómo se inspiran y nacen obras posteriores, al estilo de "Joaquín
Murieta. Drama en seis actos" de 1936, del respetable y bienquisto
Antonio Acevedo Hernández, mientras que una cueca tradicional difundida,
entre otros, por el gran grupo folklórico nacional "Los Chileneros",
cantaba en su memoria:
Apreciaban la cabeza
del temible forajido
y a ese roto chileno
ellos le hicieron bandido.
del temible forajido
y a ese roto chileno
ellos le hicieron bandido.
Vio ultrajar a su esposa
y la matanza
y así Joaquín Murieta
juró venganza.
y la matanza
y así Joaquín Murieta
juró venganza.
Y
entre las cuecas del folclore urbano recopiladas y reproducidas en el
libro de Samuel Claro Valdés "Chilena o cueca tradicional de acuerdo con
las enseñanzas de don Fernando González Marabolí", vuelve a penar el
fantasma del salteador de California, como en la canción "Y en la linia
de la Oroya" que recuerda a los trabajadores chilenos que participaron
en la construcción del ferrocarril al Sur de Perú en el siglo XIX:
Los carrilano, sí
que estas son cueca
de los rotos que tuvo
Joaquín Murieta.
Víctimas
de la excesiva confianza en nuestros hombres de letras, el último gran
"porrazo" al respecto fue, quizás, el que nos regaló el texto escolar
"Historia y geografía para la educación básica 6°", de Editorial
Santillana de Santiago, que en 1997 todavía insistía sin demostrar:
...uno de nuestros compatriotas que se tentó con el oro de California y partió a probar suerte fue Joaquín Murieta.
Este
último caso demuestra que, lo peor de la repetición perpetua de la
fantasía de Hyenne-Morla, es que se repasan haciendo saltar la creencia
-de vez en cuando- hasta la producción histórica formal, convirtiendo un
falso orgullo nacional en lo que quizás realmente debió ser siempre: un
bochorno nacional, pues sabemos que un libro no puede ser prueba de lo
que él mismo afirme, así que la demostración de la chilenidad de
Murrieta debe seguir siendo considerada asunto pendiente.
Ilustración
de fantasía de Joaquín Murrieta, para la portada de un folleto con la
obra de Antonio Acevedo Hernández, dedicada al famoso bandolero.
Portada de "Fulgor y muerte de Joaquín Murieta", de Pablo Neruda.
EL PECADO NERUDIANO
Aunque
todos los críticos endilgan casi exclusivamente a Morla las culpas por
este verdadero fraude literario como se le ha llamado alguna vez (no
pudiendo negarse que esto sería siempre una mácula de motivación
incomprensible para el currículo de prestigio de tan notable
investigador y diplomático, en caso de ser realmente él su responsable),
también existe una responsabilidad ineludible en la figura de nuestro
más venerado y trascendental poeta: el mismísimo Pablo Neruda.
En
efecto, el vate y diplomático tomó la leyenda del Murrieta chileno y lo
colocó esta vez partiendo a California desde Valparaíso, eludiendo todo
argumento histórico para sentar semejante audacia de cuasi apropiación,
con la que inicia el argumento de su obra "Fulgor y muerte de Joaquín
Murieta", publicada por Zig-Zag en 1967 y concebida como la base del
libreto dramático de la ópera de Sergio Ortega.
Siendo
verdad que un creador cuenta con todo un justificado mundo ficticio
para sostener las afirmaciones argumentales y el desarrollo de su obra,
es el propio Neruda el que insiste como dato real y casi científico, el
que Murrieta era chileno. Así pues, empieza con atrevimiento su
introducción:
El fantasma de Joaquín Murieta recorre aún las Californias.
En
las noches de luna se le ve cruzar, cabalgando su caballo vengativo,
por los páramos de Sonora, o desaparecer en las soledades de la Sierra
Madre mexicana.
Los
pasos del fantasma, sin embargo, se dirigen a Chile, y esto lo saben
los chilenos, los chilenos del campo y del pueblo, los chilenos de
minas, montañas, estepas, caseríos, los chilenos del mar, del Golfo de
Penas.
Cuando
salió de Valparaíso a conquistar el oro y a buscar la muerte, no sabía
que su nacionalidad sería repartida y su personalidad desmenuzada. No
sabía que su recuerdo sería decapitado como él mismo lo fuera por
aquellos que lo injusticiaron.
Pero Joaquín Murieta fue chileno.
Yo
conozco las pruebas. Pero estas páginas no tienen por objeto probar
hechos ni sombras. Por el contrario. Porque entre sombras y hechos corre
mi personaje invisible. Lo rodea una tormenta de fuego y sangre, de
codicia, atropello e insurrección.
Sin
embargo, pocas líneas después, parece olvidar las pruebas que declara
haber visto y se excusa de mostrarlas aseverando que los papeles de
registro de fecha y lugar de nacimiento de Murrieta "se perdieron en los terremotos de Valparaíso y en las contiendas del oro",
así que sólo quedaba confiar en la buena fe de sus afirmaciones.
Algunas creencias posteriores suponen que Neruda se refería a supuestos
papeles de registro o partidas de nacimientos, o las relativas a la
línea materna de Murrieta, su fe de bautizmo o bien documentación
demostrando que vivió en Chile hasta la adolescencia, pero hasta ahora
nunca han sido conocidos en publicaciones importantes.
Pasando por encima del poderoso halo de vaca sagrada que
brilla en torno a la imagen del poeta, además, Harris Bucher no le
perdona su desatino que percibe con vaho de quizá deliberado engaño:
Neruda, en Fulgor y muerte de Joaquín Murieta
indica sin titubeos que el célebre bandido era chileno, que partió de
Valparaíso y que conoce las pruebas de ello. Debieron transcurrir más de
30 años para que otro vate importante como Fernando Alegría rectificara
que aquel era sonorense y mexicano por todos sus costados.
Recuérdese
también, que las líneas de versos de Neruda y especialmente los de
"Cueca de Joaquín Murieta" y el "Galopa Murieta", han sido musicalizadas
por una gran cantidad de autores del canto popular, haciéndose parte de
lo que aquí hemos llamado "folclorización" del mito; o en realidad el
concepto técnico sería fakelore, para usar palabras de Richard Dorson:
Lo dice la luna que ahí va
la venganza en esa montura
Ay, nocturno chileno y distante
azotado por daño incesante
Ay, nocturno chileno y distante
azotado por daño incesante
Galopa, galopa, galopa, galopa
la venganza en esa montura
Ay, nocturno chileno y distante
azotado por daño incesante
Ay, nocturno chileno y distante
azotado por daño incesante
Galopa, galopa, galopa, galopa
La
tendencia, como podrá deducirse, ha ayudado -desde su inocencia y sin
proponérselo- a extender más la creencia dura y sin cuestionamientos
autocríticos desde la boca de consagrados como Víctor Jara, los grupos
"Quilapayún" e "Inti Illimani", o los argentinos "Alpataco", "Los
Calchakis", Víctor Velásquez, Mercedes Sosa, el dúo argentino-uruguayo
Olga Manzano y Manuel Picón y hasta los canarios "Los Sabandeños".
Afiches de filmes de William A. Wellman (1936) y de George Sherman (1965).
Al
estrenarse la obra de Neruda, este posó junto a Matilde Urrutia
fingiendo ser el forajido de los relatos y con lo que parece ser una
imagen abstracta y artística del mismo atrás. Imagen publicada en el
artículo de Pereira Poza que acá se menciona.
¿POSIBLES MOTIVACIONES POLÍTICAS?
Se
sabe que Neruda se documentó casi hasta lo insólito para producir este
trabajo dedicado al bandido de California. Empero, se dice de don Pablo
que también era conocido en su época su exceso de "imaginación", la que a
veces vertía para contar historias propias o relatar hechos. Mas, las
razones por las que pudo insistir en que Murrieta era chileno tal vez
sabiendo que faltaba a la verdad y dándole, con ello, un nuevo aire de
vida e impulso a la leyenda que ya era severamente cuestionada por otros
autores nacionales, como vimos, son difíciles de sondear.
En
estudios como "Rondas a las letras de Hispanoamérica" de la española
Selena Millares, también se confirma que Neruda conocía perfectamente
los pormenores de la historia del forajido mexicano, pues poseía los
tres libros principales que dieron partida al mito de Murrieta en sus
bibliotecas personales, a pesar de la ligereza con que explicará después
esta imprudencia en los textos que sirvieron a su publicación póstuma
"Para nacer he nacido":
Su
sitio de nacimiento se lo disputan México y Chile, aunque yo lo doy por
chileno. En la niebla de la leyenda fabulosa los argumentos van y
vienen, pero Murieta fue chileno.
Al
parecer, entonces, la intención profunda del autor pudo ser la de
acercar más el sentimiento antiimperialista a los chilenos (eran los
días de la Guerra de Vietnam, además), entregándoles un refrito del
personaje epopéyico de la fiebre del oro californiana pero aproximándolo
tanto a nuestro terruño como la fantasía de su origen chileno lo
permitiese. Sería mejor pensar esto que en un profano interés por darle
atractivo comercial a la obra, pero a su favor se puede decir que la
leyenda de Joaquín ha sido utilizada en otras ocasiones también con la
misma finalidad discursiva, durante los años de la Guerra Fría. Entre
otras veces, por la compañía Theater Manufaktur de Berlín y por
los directores de opereta Alexei Rybnikov y Pavel Grushko durante la
última década de la Rusia bolchevique. Y Sergio Pereira Poza, por su
parte, observaba este valor político del mito en su artículo "Joaquín
Murieta: ¿héroe o bandido?", publicado por la revista "Occidente" de
enero-febrero de 1999:
Así,
su significación literaria se sostiene por los códigos de vindicación y
reivindicación de los sectores proletarios del continente.
El
aliento popular que insufla el ser y hacer del héroe permite construir
la realidad que se identifica plenamente con las ideas, valores y
creencias del hombre latinoamericano. Su actitud combatiente contra el
imperialismo norteamericano resume el anhelo colectivo de una comunidad
que históricamente ha vivido bajo el peso del hegemonismo, monárquico
primero, burgués después. La experiencia vivida en California es un
capítulo del acontecer de América Latina que trasunta siglos de
sometimiento y olvido.
Lamentablemente,
sin embargo, más que la búsqueda de pruebas rotundas de la nacionalidad
de Murieta, aún prevalece como abono a la creencia de que era "chileno"
la idealización que se ha hecho de nuestro Premio Nobel de Literatura y
la verdadera luz de protección de su imagen, alejándola de los aspectos
cuestionables (abandonos parentales, algún caso de plagio
o su stalinismo desatado) y por supuesto, de revisar las alteraciones
casi insolentes que se han hecho de la historia en los libros, zafando
así a Neruda de la responsabilidad de haber sabido claramente lo falsas
o, cuanto menos, dudosas que eran sus indicaciones sobre la nacionalidad
de Murrieta, dado su conocimiento cabal del tema en la literatura
disponible y de su propia experiencia imbuido en la cultura e historia
mexicanas durante sus servicios diplomáticos en ese país.
La supuesta cabeza de Joaquín en la actualidad. Fuente: sideshowworld.com.
La
cabeza de Joaquín (o uno de tales) siendo expuesta públicamente en una plaza, según
grabado del libro español "La fiebre de riquezas siete años en
California" de Julio Nombela, 1871.
EL HÉROE CONTRA EL VILLANO
Por
otro lado, también es dudosa para algunos la condición de verdadero
caudillo justiciero que se le atribuye a Murrieta en su propia leyenda,
pues existe poco respaldo histórico a las visiones que, desde Ridge en
adelante, intentan sacarlo de la condición de mero bandido, abigeo y
asaltante sin connotaciones epopéyicas, como muchos otros que hubo en
aquellos años y que -en algunos casos- se habrían asociado a Joaquín
para cometer fechorías. En palabras de la citada crónica de Silva, se
explica por sí mismo:
No
es que halague a muchos el ser los conterráneos de un bandolero a lo
Pincheira o a lo huaso Raimundo, no: es que la leyenda va elevando y
hermoseando al sujeto hasta darle los contornos de un héroe, y aun de un
semidiós.
La
exageración máxima en esta línea parece pertenecer a Walter Noble
Burns, partiendo por el título de su propia novela de 1932: "The Robin
Hood of El Dorado". Probablemente habría tenido mucho menos impacto que
las obras anteriores, de no ser porque los derechos de esta obra fueron
adquiridos por productores de Hollywood y llevados a la versión fílmica
homónima de William A. Wellman para la Metro-Goldwyn-Mayer, que en 1936
terminó de cristalizar el trato heroico y benevolente alrededor del
mítico forajido.
Burns
sabía de estos trabajos artísticos de idealización de rufianes, por
cierto: poco después, volvió a vender a Hollywood derechos de sus libros
para producciones cinematográficas, en este caso del filme "Billy the
Kid" de 1941. Además, se rodó otra película dedicada al bandido mexicano
en 1965, titulada "Joaquín Murrieta" de George Sherman, y nuevamente
una de 1969, titulada "The Desperate Mission" de Earl Bellamy.
Aunque
su exposición va en el sentido de desmitificar la condición heroica de
Murrieta, no abordaremos aquí el contenido del libro "Hija de la
fortuna" de Isabel Allende, que en 1999 vino a proponerse como una
suerte de adición al historial e imaginario de Joaquín. Lo apartamos por
el más bien poco valor histórico que percibimos en la obra, tan tenue
como la confianza que puede depositarse en la autora cada vez que se
aventura a hacer ciertas afirmaciones que necesitarían de respaldo en
hechos o en asuntos históricos en sus trabajos literarios, diríamos
también.
Tampoco
hay plena seguridad de que Joaquín Murrieta sea siempre el mismo que se
muestra en imágenes o reseñas, carteles de recompensa y portadas de
libros, pues se sabe que era llamado muchas veces Joaquín a secas, en
circunstancias de que, a la sazón, había al menos otros cuatro Joaquines
famosos por sus asaltos en California, como lo mencionó el propio
Ridge: Bottilier, Carrillo, O'Comorenia y Valenzuela, de modo que el
Joaquín Murrieta que inmortalizó la literatura puede tener, quizás,
elementos de más de un bandido real. Incluso, tras el día de su
ejecución en 1853 por acción del Capitán Harry Love y sus hombres,
gracias a una oferta de recompensa por entregar vivo o muerto a un
Joaquín (se supone que es Murrieta), los titulares del periódico "San
Francisco Herald" del 30 de julio de 1853) no aclaraban cuál era el
apellido del Joaquín ajusticiado:
Captura
y muerte del bandido Joaquín.- El famoso bandido Joaquín, cuyo nombre
está asociado a cientos de hechos de sangre, por fin ha sido capturado.
Conviene
comentar, además, que la famosa cabeza de Murrieta aún conservada en
líquidos preservantes, en su primera exhibición en un museo fue expuesta
como de un tal Murriatta, no Murieta ni Murrieta. Más aún, muy
pocos habrían podido ver de tan cerca a Joaquín Murrieta en esos años,
como para confirmar que la cabeza efectivamente era la suya, como lo
señala también la investigadora venezolana de literatura hispánica
Yanira Paz en su ensayo "Pablo Neruda e Isabel Allende: las dos sagas de
Joaquín Murieta", de 2005.
En
fin... Concluyo esta entrada, entonces, convencido de lo que dije hace
muy poco a alguien que seguía ciegamente fiel a la idea de la chilenidad
del famoso bandolero y que me motivó a sacar del olvido este viejo
texto que aquí publico en plan de rescate: mientras no aparezca y sea
publicada una prueba categórica de lo contrario, provocando un vuelco
para este asunto, creo que la memoria sobre Murrieta (o Murieta)
continuará teniendo de "chilena" lo mismo que un apetitoso plato de
burritos de frijol y queso de hebra oaxaqueño con un vasito de mezcal,
sobre un colorido mantel tejido de Querétaro.
Comentarios (con debate incluido) recuperados desde el primer lugar de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM, antes de su traslado hasta acá:
ResponderEliminarAnónimo24 de febrero de 2015, 23:12
Buenísimo, me encanta la manera en la que expones el argumento.
Yo soy mexicana, y pues para mi Joaquin Murrieta siempre ha tenido esa nacionalidad también, hasta que hace poco me encontré con la versión de que provenía de Chile, y pues me encontré con tu articulo que me parece muy bueno.
Excelente redacción.
ResponderBorrar
Lev Sai Fong Cotillard Cvetković 22 de junio de 2015, 20:58
Excelente.
ResponderBorrar
Benjamín Cano31 de agosto de 2015, 11:32
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrar
Respuestas
Criss Salazar31 de agosto de 2015, 15:25
Primero, debiste leer el texto de mi autoría aquí, porque dice con gran detalle y pruebas exactamente lo mismo que tú pretendes enrostrar como "refutiación". Segundo, el truco no fue de Morla ni del patriotismo chileno, sino de los editores franceses que, según todo indica, quisieron traer el libro apócrifo América Latina y así lo hicieron adaptar... Y por último, no sé realmente si me interesa que mi país goce de "simpatía" en el resto de una comunidad continental que se ha demostrado bastante dispuesta a declararse la guerra por el resultado de un partido de fútbol, abierta a permitir magnicidios dentro de sus fronteras sólo por órdenes de las "internacionales" de ciertas ideologías genocidas, o que invitaron con agasajos al palacio de sus presidentes a los invasores europeos de México en el siglo XIX.
Borrar
Responder
Benjamín Cano31 de agosto de 2015, 22:13
Disculpa. nunca fue mi intencion ofenderte. En realidad este texto que Yo escribI fue en su momento la respuesta a una pregunta abierta que hizo un compatriota tuyo donde queria saber porque los mexicanos les envidiabamos a los chilenos a ^^ Su ^^ heroe nacional y a que se debia que Chile era ^^ el pais mas odiado de America ^^. Te soy franco, me encanto que por fin un chileno tuviera el valor de aclarar esta farsa que desgraciadamente ha perdurado demasiado tiempo. Te felicito sinceramente y nuevamente mis mas sinceras disculpas...
Benjamin Cano B.
Cd. Juarez, Chih, Mexico
ResponderBorrar
Respuestas
Criss Salazar31 de agosto de 2015, 22:26
Benjamín: me alegra que hayas comprendido cuál es el contenido de este artículo, ya que en Chile es bien conocido que esto es un fraude y sólo un puñado de porfiados sigue con majadería. No soy el único: los autores que cito refutando el mito del "Murrieta chileno" son de mi país. Los únicos que insisten en esta idiotez son los amantes a ultranza de Neruda, que se resisten a aceptar que su sacrosanto gurú participó de un engaño literario (de la misma manera que niegan muchas otras cosas reprochables de su vida). Pero tampoco nos saquemos la suerte entre gitanos: en México también hubo intelectuales de izquierda participaron por omisión de este fraude, pues el libro sobre Murieta escrito por Neruda fue conocido allá y sólo por no contradecir al "compañero poeta" guardaron silencio ante tamaño fraude y sólo se pronunciaron después de su muerte. Como siempre digo, la historia no se construye con "verdades", sino más bien con HECHOS. Muchos saludos y te felicito por el amor que sientes por tu patria y su cultura.
Borrar
Responder
PARTE II:
Eliminarabril lopez16 de marzo de 2016, 15:08
hola,tengo un afiche del año 1853 de joaquin murrieta, como saber si dicho afiche es original,gracias. mi correo electronico es,estrella luciana.lopez@utlook.com,la pagina esta muy buena y para todos.
ResponderBorrar
Julio29 de abril de 2016, 10:18
Lamentablemente para su información Joaquín murrieta es y fue ciudadano Chileno , llego a México (ciudad de Guerrero ) donde llegó con 1500 chilenos , por problemas del barco que los llevarían a su destino final ( fiebre del oro) tengo pruebas de fiacientes de esto y también pruebas qué veinte años después estaba vivo ,estoy negociando la venta de estos documentos con una casa de subastas, pero puedes comunicar conmigo para verlo en persona.
ResponderBorrar
Benjamín Cano29 de abril de 2016, 19:19
¿Tienes ''pruebas de fiacientes''? Para tomarte en serio deberías primero corregir tu ortografía, y después, publicar por lo menos una de esas ''pruebas de fiacientes''. Aquí en México existen parientes de Murrieta concretamente en el estado de Sonora, pero si puedes probar eso que dices por medio de documentos, estaría muy bien. Desgraciadamente creo que lo tuyo es un simple ''BLUFF''...
ResponderBorrar
Benjamín Cano29 de abril de 2016, 19:20
Por cierto... ¿A cual ciudad de Guerrero te refieres?
ResponderBorrar
Marc Pesaresi29 de mayo de 2016, 20:46
Que lástima que Julio no aporte pruebas por "estar negociando". Al menos, una de las pruebas bastaría...¿no? Todo indica que fue mexicano. Saludos desde la Patagonia.
ResponderBorrar
Respuestas
Benjamín Cano1 de junio de 2016, 12:22
Exacto, es solo uno mas del montón que hablan solo por que es gratis, jaja. Por algo no pone su nombre completo
Borrar
Responder
Unknown17 de julio de 2016, 02:30
Todo documento que tenga caracteres históricos , pertence al estado chileno , su comercialización es delito y tiene sanción corporal .
ResponderBorrar
Miguel Ángel3 de agosto de 2016, 17:22
Hola siempre creí que Joaquin Murieta (Murrieta) era Chileno tal vez por que en el momento de la fiebre del oro muchos compatriotas partieron por ese sueño americano de hacerse rico en tierras lejanas, por mucho tiempo me resisti a que no fuese Chileno pero tambien mi afán por tener argumentos para defenderlo me dió por buscar y averiguar más sobre esta leyenda y que incluso Neruda alude en algunas poesias musicalizadas, me alegra salir de mi ignorancia y creencia pues merece mi total simpatía el pueblo de Mexico,lamentablemente quienes pretendierón adjudicar la nacionalidad Chilena a Joaquin Murrieta no imaginaron que con el pasar de años la verdad saldría a la luz quizás para vender al publico latino sus obras, lo malo fué hacernos creer que un personaje que tuvo un mal final lo catalogaran como Chileno.
Saludos
ResponderBorrar
Respuestas
PARTE III:
EliminarRenato Perugi30 de agosto de 2019, 17:23
Su certificado de nacimiento inscrito en Valparaiso figura como nacido en Quillota el año de 1829, si ese documento no te basta, no se que se necesitaría para confirmar que era chileno
Borrar
Responder
Unknown28 de septiembre de 2016, 13:42
Mentira Joaquin Murrieta era mexicano, dicen que es chileno porque un norteamericano escribió su historia, después un francés transcribió la historia a la versión francesa, y luego un chileno la paso a le versión hispana pero este chileno cambio todo lo racionado de México a Chile.
Murrieta era de Alamos Sonora norte de Mexico y esta comprobado.
ResponderBorrar
Respuestas
Criss Salazar28 de septiembre de 2016, 14:31
Hay gente que lee sólo los títulos y se arroja al teclado a opinar y dictar sentencias... Si su comentario va acaso para mí, el autor de este texto, presumo entoces que ni siquiera leyó completo el título, estimado.
Borrar
Responder
Benjamín Cano28 de septiembre de 2016, 15:54
Tienes razón, Criss. Hay gente que lee sólo los títulos y me parece que Erik Ramirez ni siquiera leyó el título completo. Se ha de haber quedado en JOAQUÍN MURRIETA: EL BANDIDO CHILENO.
Saludos
ResponderBorrar
Dann The Mule29 de diciembre de 2017, 13:56
Es evidente lo tendencioso de esta publicación. Esto le hace perder toda valides. Hasta los comentarios pierden valor, cuando se hace tan visible que oyen lo que quieren oír. Aparte, es curioso que las únicas evidencias (que es lo que finalmente vale) sean, precisamente, las portadas del libro de Heynne, mismo al que se pretende desacreditar. Intentando incluso ponerlo como un vulgar plagio. Muy en sintonía con el lamentable comentario acerca de Neruda, afirmando que sería un mentiroso, o algo por el estilo.
No, queridos amigos, esta publicación no es seria, y no vale la pena que me extienda más aquí.
Pero aparte de dejar mi opinión, quiero hacer mi aporte, aunque mínimo. Les sugiero que se informen en otras fuentes, y sepan filtrar lo que realmente tiene valor; céntrense en las evidencias y, por sobre todo, sean racionales. No se dejen arrastrar por el excesivo nacionalismo; o por las emociones, ya que estas son primas hermanas del fanatismo, y este… nunca conduce a algo bueno.
¡Con afecto, un abrazo para todos ustedes!
ResponderBorrar
Respuestas
Criss Salazar29 de diciembre de 2017, 14:22
En México hasta se ha localizado ya a la familia de Joaquin. Lo que sucede es los nerudianos tienen tan canonizado y sacralizado a su vate que nunca aceptaran que cometio un vulgar engaño y preferiran desacreditar al mundo entero, al universo si es necesario, antes que renunciar a esa fabula pseudopatriota de que Joaquin "era chileno". Si la intencion mia fuera denostar a Neruda, bastaria con solo publicar su biografia completa y sin retoques ni exageracones de su leal fansclub, como advierto en el texto, pero la verdad es que solo lo veo como un gran hombre, hombre con virtudes y defectos, luces y sombras. Y su truculencia para el caso especifico de Joaquin, pues, lo dejo mas cerca de los defectos y las sombras. Muchos saludos de Fin de Año para Ud. Que tenga un gran 2018.
Borrar
Renato Perugi30 de agosto de 2019, 17:38
¿Qué pruebas tienes de que es mejicano? la versión de un novelista. ¿Qué pruebas que es chileno? su partida de nacimiento y la nómina del barco en que partió
Borrar
Responder
Luis Leonardo Vargas Sáez1 de febrero de 2018, 11:05
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrar
Benjamín Cano11 de marzo de 2018, 02:55
Luis Leonardo Vargas Sáez Disculpa mi ignorancia pero... ¿podrías aclararnos un poco lo que quisiste decir?
ResponderBorrar
Rubén Reveco22 de enero de 2019, 13:43
Isabel Allende, en su libro "Hija de la Fortuna", también insinúa que Murieta podría ser chileno.
ResponderBorrar
PARTE IV:
EliminarUnknown6 de febrero de 2019, 00:20
En el libro de Isabel Allende "Hija de la Fortuna", se insinua a un tal Joaquin Andieta, que despuès se convertirìa en Joaquin Murieta, pero, se aclara, que "hija de la Fortuna", es una novela, todos los personajes son ficticios, tal vez la època, el entorno, la fiebre del oro Californiano, estèn basados en hechos reales, pero los personajes son imaginaciòn de la autora.
ResponderBorrar
Carlos Paredes30 de marzo de 2020, 13:56
¡¿Se están peleando por un forajido de mierda?! ¡Que es de mi país! ¡No, del mío!!! Qué ridículo!!!! Que se lo queden los mexicanos. En este mismo artículo se mencionan a otros personajes que sí da orgullo tener como compatriota: Isabel Allende y sobre todo Pablo Neruda. Interesante el artículo. Y Murieta mexicano. Córtenla. Que se lo queden.
ResponderBorrar
manuel26 de agosto de 2020, 15:14
aaca en chile existe otro joaquin que dice de si ser ahora socialdemocrata le creemos de social demo de mexico o de los de chile
ResponderBorrar
Dann The Mule31 de agosto de 2020, 14:50
Es muy desagradable comprobar cómo el artículo, y los comentarios al respecto, se desautorizan a sí mismos, por un inaceptable y grosero fanatismo patriótico, o político. Ese tipo de odiosidades no contribuyen, y sus puntos de vista quedan teniendo un valor exactamente igual a CERO.
También he estudiado el tema, y he llegado a la convicción (no a la certeza por supuesto, no quiero caer en el mismo tipo de fanatismo de algunos) de que Murrieta es chileno.
Y no voy a discutir el tema... no aquí. No están las condiciones necesarias, como para conversar -civilizadamente- algo así.
ResponderBorrar
Respuestas
Benjamín Cano13 de septiembre de 2020, 19:41
Hasta el momento llevas DOS observaciones y NO hás aportado absolutamente nada que desautorice el artículo y los comentarios...
¿Podrías ampliar un poco más tu punto de vista?
Borrar
Benjamín Cano13 de septiembre de 2020, 19:42
http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/135015/Bibliografia-chilena-sobre-el-gold-rush-en-California.pdf?sequence=1
Borrar
Benjamín Cano13 de septiembre de 2020, 20:41
https://chilelibre.cl/2020/01/10/mitos-en-la-historia-de-chile-ii-ficciones-exageraciones-y-omisiones/
Borrar
Responder
Unknown16 de octubre de 2020, 01:20
ANDRES MORALES 16-10-20 UNA HISTORIA QUE ME CONTABA MI MADRE ESQUE HACE MUCHOS AÑOS ATRA POR EL SECTOR DE CUREPTO CAMINO DE HORNILLO PASO UN HOMBRE POR LA CASA DE MI ABUELA A CABALLO Y MI ABUELA LE OFRECIO COMIDA ..MI ABUELA SE DIO CUENTA QUE HERA FORASTERO ..LE PREGUNTO SU NOMBRE Y SE PRESENTO COMO JOQUIN MURRETA ESTE CABALLERO EN AGRADECIMIENTO LE DIO UNA BOTELLA CON UNA CRUZ EN SU INTERIOR. PARA EL TERREMOTO 2010 SE QUEBRO PERO YO TENGO LA PEQUEÑA CRUZ DE MADERA EN CUREPTO
ResponderBorrar
Unknown16 de octubre de 2020, 01:22
MI ABUELA MURIO A LOS 90 AÑO EN 1990
ResponderBorrar
Unknown4 de septiembre de 2021, 02:37
Lo más probable es que el personaje histórico real de nombre Joaquín Murrieta se tratara de un bandolero y forajido más, de origen mexicano como tantos otros que había en ese tiempo...en cambio el Joquin Murrieta ficticio e inventado, el de la literatura que terminó volviéndose un símbolo y un mito, ese sin duda es más chileno que mexicano...y la verdad es tonto seguir discutiendo la nacionalidad del personaje histórico real cuando todo apunta a que era un simple bandolero de origen mexicano del montón,lo que importa es valorar su símbolismo en el flokore del imaginario chileno, sin caer en el patrioterismo ridículo de querer que a fuerzas el personaje histórico real fuera chileno también, y menos solo por qué Neruda decía que era así, sospecho que para Neruda también el Murrieta simbólico chileno era más trascendental e importante, que el personaje histórico real. Saludos desde México hermanos chilenos.