"ABRACADABRA", DICEN LOS MAGOS
Ya es un cliché que magos nacionales e internacionales usen la palabra mágica “abracadabra” como conjuro o invocación para marcar con espectacularidad sus trucos, al momento de la mayor sorpresa para el público. “Abracadabra / pata de cabra” agregan otros, para darle más connotación de brujería, encantamiento y hechizo.
La
curiosa expresión, que sólo usa letras “a” como vocal, no cayó por
casualidad en el ejercicio de los shows de magia: ABRACADABRA
corresponde a una palabra cabalística de 11 letras, número que era
considerado maldito y oscuro por el cristianismo primitivo y que encanta
a los agoreros de nuestros días, que lo ven en muchas coincidencias
alrededor de la Caída de las Torres Gemelas, la guerras en Medio Oriente
y otros temas interpretados como “señales del Apocalipsis”.
El
11 también es un número iniciático importante en la tradición
pitagórica y en la Masonería. Con la palabra ABRACADABRA, en antiguas
tradiciones del Asia Media y Europa se creía posible construir un
poderoso talismán o amuleto de forma triangular, escribiéndola en 11
renglones descendentes en los que se iba quitando progresivamente una,
dos, tres, cuatro y así hasta 10 letras, culminando en la A sola en
todas las esquinas de la figura. Se formaba así el triángulo donde se
leía completo el ABRACADABRA por dos de sus lados, mientras que en el
tercero sólo quedaba una hilera de 11 letras A. Se suponía que este
talismán podía curar enfermedades y, en otros casos, incluso atraer la
fortuna.
Esta
utilidad médica aparece señalada para la palabra por el escritor romano
Quintus Sammonicus Serenus en su obra “Liber Medicinalis” (“De Medicina
Praecepta Saluberrima”) del siglo II, y la secta de los gnósticos la
escribían en un pergamino con caracteres griegos, que después se
enrollaba y se colocaba colgando en el pecho del enfermo, para que
mejorase. La famosa secta moderna de la Golden Down, en las islas británicas, también la utilizaba en sus ritos pero modificada en “Abrahadabra”.
El Profesor Mago Romela haciendo una de sus
presentaciones célebres en la
Confitería Goyescas.
La palabra parece provenir del antiguo idioma arameo: avrah kahdabra que significa algo como “yo creo como hablo”. Sin embargo, en hebreo clásico también existían expresiones parecidas, como aberah ke-dabar, que se traduce como “iré creando mientras hable”, y abarja dibra, que significa más o menos “benditas tus palabras”.
Otras investigaciones suponen influencias egipcias y sumerias en el
mito del ABRACADABRA, teorizándose en la posibilidad de haya originado
el nombre Abraxas en la práctica gnóstica, que antes se grababa sobre piedras para convertirlas en amuletos. También estaba el término ab-ba-tab-ba-ri usado por los sumerios en ciertos ritos mágicos con presencia de alucinógenos.
Muchos
creen también que la insistencia de la letra A en toda la palabra
simboliza algún principio ritual, de inicio (primer letra), aunque otros
creen que hay una intención de construir una expresión con fonética
parecida a la de un palíndromo (si se la lee también de atrás para
adelante); tampoco parece ser algo menor que las consonantes sean justo
las primeras del alfabeto occidental: ABCD, intervenidas por la
presencia de la R, que es una letra usada en otras tradiciones antiguas
para representar uniones y fusiones de principios esotéricos.
Aunque
no parece estar claro como llegó el ABRACADABRA a los magos
contemporáneos, el término ya era usado en presentaciones de los
ilusionistas y prestidigitadores de fines del siglo XIX y principios del
XX, desde donde pasó rápidamente a la cultura popular y se expandió por
todo el mundo, gracias al gremio de estos mismos artistas de la magia.
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